Persecución, censura, quema de libros, torturas, ejecuciones, exilio y encarcelamiento a estudiantes y maestros, cierres de universidades, son las características en común de las dictaduras.
«No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente». Virginia Woolf
Persecución, censura, quema de libros, torturas, ejecuciones, exilio y encarcelamiento a estudiantes y maestros, cierres de universidades, son las características en común de las dictaduras.
Desde Hitler a Ortega, pasando por el infame Pinochet.
El 10 de mayo de 1933, por orientaciones de Goebels, miles de profesores y estudiantes irrumpieron en las universidades, bibliotecas y librerías para promover y ejecutar una “purga” literaria que consistía en retirar libros y quemarlos en hogueras publicas, con esto Los nazis buscaban “purificar” la cultura alemana.
En Chile tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, doce días después en las Torres San Borja, un conjunto de edificios altos al este del centro de Santiago ardieron los textos de Pablo Neruda, poeta y militante que junto con Allende, contendió por ser el abanderado de la UP. Neruda murió el mismo día que la primera quema de libros bajo circunstancias aún hoy desconocidas.
Invadidos por el miedo, la gente tuvo que buscar en su estantería y esconder aquellos títulos que consideraba, no se alineaban con el régimen en turno. De este acto se desprenden decenas de historias heroicas, que van desde ejemplares que sobrevivieron a la violencia en un sótano, tras una falsa pared, en un librero escondido o que pasaron de mano en mano, demostrando el poderío de las ideas frente a la bota militar.
Si bien quemar un libro es un acto que apuesta por la censura y tira del olvido para borrar la memoria, la ignorancia en estos eventos alcanzó extremos insospechados.
En la Nicaragua “cristiana, socialista y solidaria” se censuran libros, se censuran escritores.
Recordemos al Padre Ernesto Cardenal, quien sufrió persecución, asedio y censura de parte de la dictadura.
El caso de Sergio Ramírez Mercado, exiliado, censurado y con orden de captura por su disidencia.
La clara violación a la Autonomía universitaria.
El encarcelamiento, tortura, cárcel, exilio y expulsiones de los estudiantes universitarios que alzaron su voz contra la dictadura ha sido el detonante del cierre de las Universidades que no pueden controlar a pesar de tener una maquinaria de paramilitares y serviles lacayos de rectores, decanos y maestros.
La abogada y activista social Mónica López Blatodano, considera que estas medidas son desesperadas y demuestra el temor que tiene la dictadura a la rebeldía de los y las estudiantes.
“Cerrar arbitrariamente universidades es otra forma de criminalizar a las y los estudiantes nicaraguenses.
La dictadura Ortega-Murillo le teme a la juventud que piensa críticamente, que se organiza y se rebela.
Le tienen terror a la capacidad de los estudiantes de insurreccionarse como lo hicieron en abril de 2018, como lo hicieron contra Somoza… Nuestra historia está llena de capítulos de dignidad de la juventud nicaraguense luchando por libertad y justicia.
La dictadura pretende imponer un pensamiento único, en los centros de adoctrinamiento que controla (universidades públicas), suprimiendo la libertad de asociación y negándole a toda la juventud de #Nicaragua su derecho a estudiar y su derecho a pensar.
Al cerrar universidades agreden a cada una y cada uno de los jóvenes del país”. Aseguró la abogada.
#EditorialSoyNicaragua