Ortega demostró su verdadero rostro con el isleño Justo Rodríguez
El Régimen de Daniel Ortega y sus tratos de tortura quedaron más que confirmado con la entrega del preso político, Justo Emilio Rodríguez López originario de la isla de Ometepe, devuelto a sus familiares en estado de desnutrición severa y vegetativo.
Rodríguez López, permanecía detenido desde el pasado 20 de abril y tras su retorno, fue recibido entre lágrimas por familiares y amigos que se quedaron estupefactos por el estado en fue entregado por la policía orteguista sancionada.
Don justo Rodríguez López es originario de Esquipulas del municipio de Moyogalpa, Isla de Ometepe. Las necesidades en su hogar ahora son muchas, alimentación, pañales desechables, medicamentos.
Emérita Rodríguez López, hermana del excarcelado político, confirmó que el estado de salud de su hermano es grave y es probable que no vuelva a caminar. Hace el llamado a algún médico para que lo continúe valorando.
Las secuelas son productos de los golpes propinados por policías Orteguistas, quienes le desgraciaron la vida a mi hermano, señaló doña Emérita.
Mi hermano no volverá a ser normal, las múltiples torturas y golpes lo dejaron con serias lesiones en su cabeza que ameritaron más de tres intervenciones quirúrgicas y varias operaciones en todo su cuerpo que lo dejaron en estado inmóvil.
Justo Emilio Rodríguez, de 68 años, es uno de los 7 isleños que fueron apresados el 20 de abril del 2020, luego de participar en la conmemoración del segundo aniversario de la rebelión del 2018, y hasta la fecha el régimen de Daniel Ortega solamente ha liberado a Doña Juana Estela López Alemán y a don Justo.
El estado de salud de don Justo ha generado mucha condena a nivel internacional por organismos de derechos humanos.
Ortega demostró con este trato inhumano que esta dispuesto a todo para no dejar el poder. Ahora la pregunta es ¿ vos azul y blanco, oposición, seguirás permitiendo que el dictador asesine, torture y queme a quienes anhelan una Nicaragua libre y democrática?. No te quedes sin responder… La lucha sigue